Por Constantino Baikouzis
Hay una leyenda en la Polinesia de dos gemelos, una niña y su hermano que eran continuamente regañados y maltratados por su madre, quien después de pescar regresó a casa a medianoche, despertó a su esposo, cocinaron y comieron.
Ella impidió que el esposo despertara a los niños para compartir la sabrosa comida y guardó sus porciones.
Pero los niños estaban despiertos y al escuchar que no recibirían nada hasta la mañana, comenzaron a llorar en silencio. Cuando los padres se durmieron, la niña le propuso al hermano abandonar el hogar para siempre.. Después de vacilar un poco, finalmente accedió a la propuesta de su hermana. Se pusieron en camino con cautela, y al llegar a un punto elevado de una roca de nuevo se sentaron y lloraron, cada uno llenando un pequeño hueco en las rocas con lágrimas. Por fin saltaron al cielo, sujetando ella con fuerza el extremo del cinturón de su hermano. Cuando la madre fue a despertar a los niños, desesperada, llamó a su marido y salieron en su busca. Siguieron el rastro de lágrimas que les reveló dónde habían descansado por última vez en la Tierra. Ahora perplejos, los afligidos padres miraron hacia el cielo y para su sorpresa, vieron a los dos niños brillando intensamente. Les pidieron que regresaran; pero como los niños no hicieron caso, también ellos saltaron al cielo en su persecución, la que quedó plasmada en la constelación de Escorpio. Las dos estrellas que eclipsó la luna anoche (ver foto abajo), no son fácilmente visibles a simple vista, pero la que representan los padres sí. Están en la cola del escorpión. Tenes un mapa para buscarlos.