Venus y Mercurio sólo se pueden observar correctamente durante el amanecer o el atardecer.
¿Por qué no se pueden ver en cualquier lugar y momento en el cielo nocturno?
El motivo fundamental es porque están más cerca del Sol que nuestro planeta. Técnicamente se los denomina planetas internos.
De hecho si observáramos desde el planeta Marte, se verían en las mismas condiciones crepusculares además de Mercurio y Venus, la Tierra.
Un planeta interno jamás podría verse sobre tu cabeza a la medianoche. Para que sucediera, por ejemplo Venus debería estar “del otro lado”, mas lejos del Sol que nuestro planeta. Esto solo puede suceder con los planetas externos a la Tierra (Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno).
¿Pero por que en el crepúsculo?
Los planetas internos siempre están cerca del Sol. Cuando nuestra estrella está sobre el horizonte, es de día y por lo tanto, los internos no son visibles, salvo durante un tránsito o un eclipse total de Sol.
Por eso solo se ven en el punto intermedio, durante el crepúsculo.
¿Por qué a veces es en el atardecer y a veces en el amanecer?
Los pueblos antiguos pensaban que había dos “divinidades” –planetas muy brillantes- uno en el amanecer y otro en el atardecer.
Posteriormente se dieron cuenta que cuando uno era visible al amanecer, el del atardecer no se veía, y viceversa. Pronto reconocieron que era una sola divinidad –Venus- que parecía pasar de un lado al otro del Sol.
En el momento en que los planetas internos están de un lado de su órbita alrededor del Sol, (más al este del Sol), se ocultan después que nuestra estrella lo hace. Así, el planeta todavía está sobre el horizonte, siendo visible al atardecer.
Por el contrario, cuando el planeta está al oeste del Sol, antes de que amanezca, es visible sobre el horizonte.